Ha pasado tiempo

"A todos los pasajeros del vuelo número 514 con destino San Petersburgo se les informa que se ha producido un leve retraso en su salida. Agradecemos su comprensión y paciencia.”

Vaya, tal parece que tocará esperar, no creo que lleguemos a San Petersburgo a la hora acordada. Estos retrasos siempre me ponen de muy mala leche, pero bueno peor son otras cosas y lamentablemente así funciona esto.

-¿Te vienes con nosotros, Fran? Vamos a tomar un café. Hasta que no nos avisen no hay nada qué hacer –me animan mis colegas con cara de circunstancias y a punto de hacerse con una mesa cerca de la barra de la cafetería.

-Sí, claro, todo sea por matar el aburrimiento –les digo intentando disimular mi mal humor y acepto ir con ellos.

La cafetería del aeropuerto está a reventar de gente, entre viajeros, personal desenfrenado y equipaje, sin embargo no creo que sea la única, seguro que las tiendas de duty free estarán más o menos igual.

Me sirven un café cargado y un donut, mientras abro y le echo un rápido vistazo al periódico. Mis amigos hablan animadamente sobre futbol y trabajo, vaya ganas tienen estos también de hablar del curro, pero bueno. Mi móvil suena, es Marta, me desea un buen viaje y entonces me llega una foto suya enviándome un beso. Sonrío, la verdad es que está un poco loquita esta chica mía. No llevamos mucho, un mes más o menos, la conocí vendiendo artículos de belleza de puerta en puerta y por casualidad un día tocó a la mía.

Le doy un mordisco a mi donut, está en su punto, crujiente por fuera y esponjoso por dentro, parece que mi mal humor mejora levemente. A lo lejos, la megafonía suena de nuevo, un vuelo procedente de Londres aterriza, y otro con destino Nueva York acaba de partir.

Doy un sorbo a mi taza de café, el líquido humeante y amargo se desliza por mi garganta, su aroma sensual inunda mis sentidos. Y es precisamente en ese instante cuando…

Es extraño cómo en un solo segundo todo se puede tambalear en tu ordenada existencia, en un breve fragmento en el que al destino le da por hacer un repentino bucle, esto es lo que de pronto me viene a la cabeza, cuando a través del humo que desprende mi taza de café, creo ver a Gina sentada dos mesas más allá.




Fragmento perteneciente al cuento "Ha pasado tiempo" del libro LOS PEQUEÑOS ROMANCES.

Disponible aquí: Los pequeños romances - ebook y tapa blanda










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